Enero 18 del 2018, tarde en la noche en Bogotá
Es tarde en la madrugada, despierto tras un sueño ligero.
Han pasado 6 años desde que el maestro Koichi Oguri Sensei falleció, durante el día recuerdos a su lado me han abrumado, imágenes vívidas, sonidos y sensaciones, todas absolutamente reales y profundamente sentidas.
He sido transportado al Japón por mi memoria, una sincera gratitud y nostalgia parecen tomarse mi alma. Todo pasa tan rápido.
Después de un viaje, hace 6 años, estuve en su dojo y disfruté a su lado uno de los mejores momentos de mi vida, llegué de mi viaje escribí un carta para el y la mandé traducir. Antes de enviarla recibí la noticia de su fallecimiento.
La carta se quedó en el tintero. Entendí entonces que no hay que esperar, todo pasa tan rápido.
Durante mi clase de hoy encendí todas las velas y puse su fotografía en el altar, la clase fue dinámica y fuerte, realmente no entendí mi movimiento, no me sentí cómodo en el. En ocasiones me pregunto ¿Realmente soy de beneficio para otros seres humanos y aquellos que se llaman mis estudiantes?
Un pensamiento ronda mi cabeza desde mi viaje pasado a Japón en Diciembre: ¿Qué más puedo dar?. La idea viene de hace tiempo, pero creo que tomó durante una clase del soke Masaaki Hatsumi, estábamos en el receso de clase, estaba sentado detrás de Hatsumi sensei mientras pintaba un sin fin de caligrafías y pinturas, a mi lado se encontraba mi hermano mayor en el budo el Dai Shihan Christian Petroccello, yo observaba atentamente a Hatsumi Sensei, absorto en su infinita belleza, miraba su espalda y el movimiento de su mano.
Christian le miraba también, de repente se voltea y me dice “Dan tantas ganas de darle un masaje, ¿no?” Pensaba lo mismo.
Me pregunté ¿Qué puedo darle yo a sensei?. Siempre trato de llevarle regalos, le escribo cartas, procuro ser un buen uke (Cuando tengo el honor de serlo), trato de no invadir su espacio y cuidarle.
Como es natural, para resolver mi duda le pregunté a mi maestro.
Su respuesta fue “Es suficiente con estar a la distancia correcta”.
Recuerdo sentir en la clase el concepto de “Jokyo” 除去 “Deshacerse del apoyo” o como tal vez lo entendí “perder el apoyo”, mi tío el Dai Shihan Arnaud Couserge lo describe en un artículo en su blog como una evolución de “Fuyū” 浮遊, “flotar”o “suspensión”, aunque el lo describe como que de la “suspensión en el espacio” uno pasa a “perder el apoyo”, yo lo sentí al revés. Tal vez no desde un sentido técnico sino desde uno conceptual.
Creo que si no se cuida al maestro, uno puede “perder el apoyo” y quedar “suspendido en el espacio”.
Creo que el concepto de Ofrenda imperecedera, Fumetsu no fuse滅の不施, está ligado profundamente al de Mamichi no Jikai 真道の持戒, proteger el camino o las enseñanzas. Creo que es una secuencia, si se da una ofrenda imperecedera, (especialmente hacía el maestro) las enseñanzas se protegen por si solas, hay que recordar que el maestro es el que carga las enseñanzas, es el protector del camino. La noche llega a su fin y mi corazón encuentra tranquilidad en el silencio. Vuelvo a la cama luego de encontrarme con los recuerdos en una noche cualquiera.
Les deseo lo mejor y buen entrenamiento!
Un amigo en el camino Komyo Ryu alumno de Unryu Solamente David.